Abdicar hoy. La monarquía como adalid de la renovación política. La lucha por la supervivencia.

junio 3, 2014 de Jc Ray 2 comentarios

Ayer abdicaba el rey Juan Carlos I. Los análisis eran muchos. Las retrospectivas innumerables, de forma extraordinaria las rotativas aumentaron su ritmo, rompiendo con el habitual decremento de su actividad, con el fin de publicar cuanto antes una vespertina edición en que fundamentalmente se ensalzaba la figura del rey saliente y se bosquejaba un retrato de los méritos de un rey por llegar.

 

La primera reacción política de la mano del gobierno. Aprovechando el anuncio, ensalzando la figura del rey y explicando el proceso legal establecido para la sucesión en su hijo Felipe. Sin fisuras, sin dudas, aparentemente sin considerar otras opciones, pero, llamativamente, como otros tantos políticos en esta Real mañana, apelando a la normalidad. Digo llamativamente porque algunos sólo hemos vivido la normalidad política (una democracia constitucional sin brotes violentos, ETA aparte) y lo que nos parece anormal es tenerla que citar cada dos párrafos.

 

La segunda valoración de la mano del jefe de la oposición. Impreciso en los términos de sucesión en su tan reciente abdicación ahora se entienden los motivos: conoce la noticia desde hace días. El adalid de la izquierda institucional (e institucionalizada) aparentemente en horas bajas, como siempre calcula cada una de sus palabras y, aunque no le reconocerán el mérito sus adversarios políticos y probablemente tampoco sus votantes, abre la espita del debate al abrazarse a la constitución cuando se acerca al párrafo dedicado a la sucesión. Entiéndase abrazo como el abrazo del oso que más de uno y dos le han dado desde los escaños de ambos lados de la cámara recientemente a la Carta Magna. Utilizándola como arma arrojadiza o escudo protector, en cualquier caso desgastándola en sus tapas y contenido, quien sabe si incluso llegando a provocar que algún incauto la lea.

 

Sale a escena el actor de moda. Pablo Iglesias, el del siglo XXI, llama «al pueblo» (su pueblo elegido suponemos) a tomar las calles en pos de una III república.El que durante unos minutos debió ser un intrépido editor de informativos que consiguió esta primicia ha sido probablemente amonestado y editores jefes de toda publicación que se precie toman los mandos. Han pasado 24 horas y, a pesar de ser citadas manifestaciones en decenas de ciudades españolas, las imágenes son escasas y el debate generado en ese sentido es nulo. En los medios tradicionales. En las redes sociales, a pesar de lo que lo que algunos esperarían, se expresan todo tipo de opiniones y se abre un debate civilizado sobre el sistema de jefatura de estado en España. Más allá de los «vivas al rey» o «el pueblo reclama la república», expresiones de miedo a la violencia por parte de quien tiene en sus manos a las fuerzas de seguridad o acusaciones de sectarismo por parte de la más sectaria izquierda , es decir, expresiones de intenciones más que argumentaciones, se empieza a construir un debate sobre una pregunta que, pronto que tarde, tendremos que responder.

 

No merecen comentario las intervenciones de algunos líderes regionales, Euskadi y Catalunya (los demás no tenían nada que decir?), que centrados en su única obsesión política y en la línea con la reciente falta de altura política no llegan más allá de recordar que esto no tiene nada que ver con lo suyo. Gracias no nos habíamos dado cuenta.

 

A pesar de que el rey en su discurso elije hablar de renovación política e institucional, este y no otro tema, no hay lugar en la prensa tradicional para la miríada de partidos que parece van a ocupar un lugar relevante en esta renovación en las cámaras del Estado más allá del fenomeno mediático de moda. Ciudadanos, UpyD oVOXX, Compromís, Equo..  no tienen voz ayer. Una demostración más de que el establishment tiene todavía más miedo al nuevo centro y centro derecha que a Podemos (cuentan con quemarles antes de las próximas elecciones o utilizarlos como arma arrojadiza contra el PSOE) o a las manifestaciones en pro de la III república (sin incidentes, sin cargas policiales a pesar de que no había permisos, dejándo que se desgasten…).

 

Son para analizar las valoraciones respecto a la sucesión y la Jefatura del Estado en el futuro por parte de Gabilondo (Iñaki) y Ansón (no requiere acotación), por su contenido y sobre todo por su curiosa coincidencia. El Intermedio de Wyoming, declarado republicano sabiamente se convierte en un espacio de análisis neutral por un día, sin dejar a un lado las cotidianas bromas sobre la monarquía, es suficientemente inteligente como para no hacer leña de un árbol caído, todavía no.

 

No se puede decir lo mismo de las manifestaciones. Incluso sin asistir o ver las imágenes hay hechos evidentes: el buen gusto (que no es un accesorio baladí, sino una expresión de respeto y buen hacer político) no aconseja elegir la misma fecha de la abdicación para hacer reuniones. Tampoco es muy sabio mostrarse como colectivo desesperado en lucha, con banderas de todo tipo, que se añada el que sea con tal de hacer bulto… (veáse como las esteladas independentistas superaban exponencialmente en número a las rojigualdas en la plaça de Catalunya), consignas caducas o incluso recurriendo al insulto, autodenominarse «el pueblo» y expresar la rabia contra una corrupta «casta» política parcialemente representada tras sus propias pancartas…

 

En resumen y en positivo: el rey abdica, se abre un debate sobre la Jefatura de Estado, los memes de FB y Wasapp sobre la abdicación son de lo mejor de los últimos tiempos, expresión del humor con el que la mayoría de los españoles se toman este cambio, con poco dramatismo y, continuando con la tónica reciente, esperanzados y convencidos de que será para mejor. Como dijo Gabilondo: Que sea lo que sea, eso sí, sin empujones.

 

Jc