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To P, not personally, of course.
Querido sobrino,
Hoy te escribo desde el insomnio. No me refiero en esta ocasión a una topografía doméstica de cama y almohada doble. De hecho mientras te escribo desde el mirador ojeo intermitentemente el policromo paisaje de la oscuridad de la noche lunar, estrellada de farolas que mantienen viva la sensación de orden y control mientras otros, la mayoría, descansan protegidos por esa barrera conceptual tan abstracta como eficaz: la vigilia ajena.
Echo de menos los insomnios de juventud, habitualmente relacionados con hechos inminentes, estresantes, concretos, con fecha de inicio y expedición. Ahora es ligeramente diferente. Aunque se que la incapacidad para conciliar un sueño reparador no será eterna, cada vez es mayor el convencimiento de que su motivo, abstracto y difícil de definir o aprehender, volverá a visitarme de forma regular en noches futuras.
Querría hablarte sobrino de los momentos de pérdida, de pérdida y vacío existencial. De los tiempos en que no puedes evitar encender un cigarro más a pesar de que tus pulmones claman por su libertad en forma de broncoespasmo irritativo. Pero tu necesitas uno más, porque no sabes de que otra manera aferrarte a la necesidad de continuidad.
Quisiera pensar, sobrino, que no te has unido ni te unirás a estas huestes del desorden estructural, al pueblo que todo conoce y nada posee, a los abanderados de la libertad, sin embargo los mayores esclavos de la sedentaria realidad. Sí, me refiero a los nómadas. Nómadas involuntarios, incluso inconscientes, como algunos de tus bisabuelos y abuelos, como tu madre y tu tío. Me parece cuanto menos improbable que el virus del relativismo cultural no haya impregnado de algún modo tu esencia, incluso en imperceptibles formas que sólo serás capaz de identificar por oposición a lo que algunos gozan llamar “gente normal”. No te inquietes, no es tu culpa, nunca fue opcional.
Si fuese ese el caso, querido, creo que es mi obligación acortar el camino de doloroso conocimiento de tu íntima realidad. Hay al menos dos cosas que debes saber: pasarás gran parte de tu vida intentando asimilar, aceptar, interiorizar, esas culturas asentadas, tan esquizofrénicas como tú o más, no te sientas mal, es una necesidad; pasarás también minutos y horas analizando, muchas veces también despreciando, los mecanismos que mueven estas sociedades, auto-limitadas por sus propios miedos y costumbres, convertidos en rutinas y tradiciones inmutables, alejadas de cualquier racionalidad objetiva.
Debes saber sobrino que la objetividad que es virtud en ciencia puede ser un gran escollo para la integración social. No porque no existan criterios objetivos en la misma, sino porque su racionalidad se basa en la coherencia del relato compartido por los habitantes de un mismo lugar, tomando en consideración implicaciones históricas, lazos emocionales e incluso miedos ancestrales. Algo diferente de la objetividad aplicada a la realidad presente a la que más probablemente estés acostumbrado como médico, no por eso menos verdadera.
Debes recordar, sin embargo, que eres parte de un proceso de simbiosis. Tan necesarios son esos referentes amurallados de geografía y transmisión de cultura oral para completar tu alma y hacerte sentir más real y más persona; como es necesaria tu estrábica visión para complementar un saber disperso en conceptos y concreto en su demarcación territorial, para hacerlo evolucionar hacia una forma más ajustada y universal de entender la realidad.
Podrías pensar que en nuestros tiempos de “red de redes”, “deep learning” y simultáneas traducciones, la importancia de estos consejos se desdibuja igual que se evapora en el aire el aroma de un té. Nada más lejos de la realidad. Las avanzadas herramientas de comunicación con las que contamos liman asperezas y suavizan aristas, actúan como protocolo de equiparación superficial que facilita el contacto; pero cuidado: detrás de fotos, hashtags compartidos y comentarios debatidos subyacentes profundas diferencias culturales que siguen requiriendo gran inversión de tiempo, esfuerzo, de comprehensión y voluntad, para transformarse de repugnantes o inquietantes a excitantes o imprescindibles.
Creo que con esto vamos bien por una noche de nomadismo y realidad, de insomnio y vacío existencial. Te escribiré de nuevo pronto, desde esta base tan llena de vida como de polvo, cuyo sentido no alcanzo a comprender, ojalá algún día reciba una respuesta por tu parte que me indique que todavía estás bien.
Take a deep rest now, be prompt later.
Love
J.