España XXI

Proyecto de interacción cultural transfronterizo

Letters from Mars 2 aka Violeta nunca fue el nombre de un crayon.

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LovesBruck

 

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Concerning the UFO Sighting Near Highland, Illinois – Sufjan Stevens 

Une versión améliorée de la tristesse – Peter Peter.

 

I. Tiza y barro.

Era fácil prever una noche escabrosa. Un capítulo más del búclido krampak estival que resumía los días de contenido salvajismo, campo murciano y desviadas aguas manchegas: el veraneo Totanero.

 

Una noche menos, un arranque más. Uno de aquellos a lo grande.

Alejandro, un bicho pequeño, con más ojos que yo y más entendederas que Julián, incapaz de si mismo, pieza fundamental para nuestro disfuncional trío de de copas (vaya sopa), gruñe desde el asiento de atrás:

– ¿Lo quieres así o te lo cargo más?

Yo, en el asiento del copiloto intento evaluar la situación, y las posibles opciones. Ingeniero como siempre, dubitativo como nunca, considero que es el momento de llevar la locura un poco más acá…

A – Pónmelo doble.

Contamos con un coche infinito en horas de vuelo y maniobras complicadas; rey y duque de supermercados y casas de apero; amo y señor de la cotidaneidad;pequeño en dimensiones y pretensiones; nave espacial para sobrevolar por un día el universo de la verbena popular.

Ju – No lo pongáis todo perdido.

 

II. El catalizador.

La cosa no empieza mal. Nos hemos confundido de ruta y hemos dado en parar en un extraño lugar. La tarde no cae, el sol en este lugar parece ensañarse con ira sobre las paredes de cal blanca y las macetas de soportal. El silencio es estruendoso y, sin embargo, extrañamente, y nuestra existencia no parece desequilibrar la paz de este lugar. No es que nos hayamos cruzado a ningún humano al que incomodar, pero es más que evidente que están ahí, detrás de la contraventana de algún portal.

Nos movemos con la cadencia y el rictus de quien se sabe ante una realidad que no va a olvidar. Tenemos la conciencia de estar en uno de esos lugares misteriosos que nunca en la vida vamos a volver a encontrar.

El tic-tac aprieta y no paramos hasta encontrar una señal:

– Siguid por esta calle y, por después de la última casa, a la derecha, no tiene pérdida, es la única carretera, Mojácar es el único lugar…

 

III. Ea, ea. Arriba, arriba.

Yo estoy bastante borracho, hace horas que el asiento del copiloto se quedó pequeño para los manotazos argumentativos que suelto mientras Alejandro y Julián dan réplica y/o buscan nuevas áreas de desconocimiento (aka dolor),  acicates para mantenernos en vigilia consciente, artificial aguijones del subconsciente. Espera activa, conociendo, como siempre, que la próxima tentativa de la vida para voltear nuestra ilusión está por llegar.

Pero hoy no, hoy lo tiene complicado, nuestros protones se han alineado y difícilmente nada nos va a parar.

Dos copas más en el parking del bar. Cuatro chistes aquí, seis debates más allá. Nos acompañan abstractas aliadas: un poco de moda sincronizada es decir, una pizca justa de contemporaneidad; y una reflex con alma propia pertrechada de funda de piel añeja digna de un Costa-Gavras venido a más.

 

IV. La insoportable levedad.

Andamos indecisos por la vora de aquel centro comercial.

Mierda, no compramos nada de lo que venden, tenemos que disimular, nos van a pillar. 1, 2, 3 aquí. No tiene sentido dar más vueltas a nuestra profunda enajenación de la realidad.

Atacamos la puerta con disimulo, no llevamos ninguna chica guapa que nos vaya a librar de ser interrogados al entrar.

Un pasito pa lante, el escrutinio comienza; otro para el lado el puerta amenaza con hablar; una mirada al infinito y un reflejo recolocar a Costa-Gavras en posición de entrar a matar; Alex remata con mirada de ser capaz de comprar o quemar el local.

Hemos hablado. Hemos hablado. Hemos hablado.

Kundera habla, el vértigo nunca forma parte del pasado.

Hemos bailado, hemos bebido, hemos soñado.

 

V. Cabroneras.

Son las 8  y nada nos puede parar. Ni siquiera el pateo y el baño matutino consiguen devolvernos a nuestra etérea realidad habitual. La tierra hoy nos habla de diversión, de aceptación, de libertad, de espíritu, de carne.

Por un día creemos escuchar una música que no sabíamos existía, creemos vibrar según un son misteriosamente acompasado con una nueva dimensión de la realidad.

Y nos sentamos, ahí, al fondo, en esa mesa al borde del acantilado,  rodeados por la caída de todas las ramas que ese viejo olmo puede dar. Las mesas son de conglomerado de piedra, de esas que te piden a gritos dominar, pero las saciamos a base de más rones y unas cuantas risas de esas de sin parar, junto a un grupo de madrileños chulos que parece también acaban de nacer a una nueva realidad.

 

VI. Epílogo.

Una voz me persigue en la ruta de regreso. Lo habitual en la calma agónica de quien se sabe perdido pero con un motivo para volver a buscar.

¿Es una voz o una risa?, ¿tal vez un pliegue del vestido?¿una tara que no he sabido identificar? Una sonrisa invade mis labios. Inquieta, irredenta, rebelde, una infección cerebral. Maldita sea la felicidad.

Y lloro; ploro en silencio sobre el espejo de mirar hacia atrás. Por alegría y por tristeza, con miedo y con ansiedad; lágrimas de certeza de quien encuentra un camino pero sufre la inquietud de no saber a dónde le va a llevar.

 

 

To V., not personally, of course.

 

 

 

Autor: Jc Ray

Science,reason,dreams and imagination

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